Nació en Istmina, Chocó, pasó los primeros años de su infancia en Yondó, Antioquia, y ha invertido gran parte de su vida aprendiendo de ingeniería con el fin de mejorar la calidad de la vida de las personas que lo vieron crecer.
Se llama Wilmar Alexander Figueroa Palacios, viene de una cálida familia de 6 hermanos y un padre docente. Creció escuchando historias sobre el agua y hoy puede afirmar con certeza que está haciendo lo que más le gusta: creando estrategias para preservarla. Cuando terminó el bachillerato, hace 10 años, dejó Yondó y se fue a vivir a Medellín con el ánimo de obtener el título de ingeniero civil. Sus estudios fueron financiados por el fondo EPM regional, y desde entonces, hace parte de la Fundación EPM.
Su trayectoria por la organización le ha permitido conocer diferentes municipios de Colombia y, además, ver las sonrisas de las personas cuando prueban, por primera vez, agua potable. Comenzó a trabajar como auxiliar de ingeniería en el Programa Agua para la Educación, Educación Para El Agua. Posteriormente, Wilmar fue ascendido a profesional civil del mismo programa. Durante 6 meses se fue a vivir a Bogotá, con el propósito de apoyar Nueva Esperanza y hoy en día es administrador de Agua Hecha Raíces, un proyecto que opera la Fundación EPM con Corantioquia.
Con mucho orgullo dice que lo que más le gusta de su trabajo es tener de cerca a las comunidades. ‘‘Cuando uno llega y les dice que van a tener agua como la de Medellín, que no van a tener que ir al río otra vez, que ellos no tienen que poner ni un peso… eso es una maravilla’’ afirma con una sonrisa en su rostro.
Por lo general, Wilmar pasa toda la semana viajando, a excepción de los fines de semana, días con los que se encuentra con su familia y aprovecha para verse con sus amigos, aunque otras veces, prefiere quedarse en el Bajo Cauca, el destino que más visita, pescando con su amigo Fidel. ‘‘Si me preguntan qué hay para hacer por allá, siempre diré que el mejor plan es pescar, no por consumirlo precisamente, si no por el paisaje tan sorprendente con el que uno se encuentra’’.
Al hablar de la Fundación EPM, Wilmar expresa con nostalgia muchas palabras de agradecimiento, pues esta organización, además de financiar sus estudios, le ha permitido crecer y expandir sus lazos de cercanía con las comunidades. ‘‘Yo le digo mucho a mis amigos, si yo me llego a volar, tengo un montón de zonas donde llegar, mejor dicho, no me van a encontrar’’. Se siente feliz de pertenecer al equipo de Agua para la Educación, Educación para el Agua y resalta que trabaja en un ambiente de compañerismo y camaradería.
Durante sus travesías ha vivido muchas experiencias memorables, aquí está una de ellas:
